martes, 28 de septiembre de 2010

Cosecha de dulzura, de Rabindranath Tagore





Ahora que muere mi juventud, mi vida es como una fruta, como una fruta a la que nada le sobra y anhela darse de una vez, con su carga completa de dulzura.
No quiero amor que no sabe dominarse, de ese que como el vino parte de su vaso, espumoso, y se derrama, y se desperdicia en un momento.
Dame ese amor fresco y puro como tu lluvia, que bendice la tierra sedienta y colma las tinajas del hogar.
Amor que cale, bajando hasta su centro, la vida, y allí se extienda, como savia invisible, hasta las ramas del árbol de la existencia, y haga nacer las flores y los frutos.

"Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser su santo nombre"
Salmo 103:1.



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