EL PAN NUESTRO
"Se quisiera tocar todas las puertas, y preguntar por no sé quién; y luego ver a los pobres, y, llorando quedos, dar pedacitos de pan fresco a todos. Y saquear a los ricos sus viñedos con las dos manos santas que a un golpe de luz volaron desclavadas de la Cruz! Pestaña matinal, no os levantéis! ¡El pan nuestro de cada día dánoslo, Señor...!" César Vallejo
domingo, 13 de marzo de 2011
jueves, 23 de diciembre de 2010
FELIZ NAVIDAD Y FELIZ 2011
lunes, 6 de diciembre de 2010
Salmo inicial, poema de J. María Valverde
Señor, no estás conmigo aunque te nombre siempre.
Estás allá, entre nubes, donde mi voz no alcanza,
y si a veces resurges, como el sol tras la lluvia,
hay noches en que apenas logro pensar que existes.
Eres una ciudad detrás de las montañas.
Eres un mar lejano que a veces no se oye.
No estás dentro de mí. Siento tu negro hueco
devorando mi entraña, como una hambrienta boca.
Y por eso le nombro, Señor, constantemente,
y por eso refiero las cosas a tu nombre,
dándoles latitud y longitud de Ti.
Si estuvieras conmigo yo hablaría de cosas,
del cielo, de la brisa, del amor y la pena.
Como un feliz amante que dice solo: «Mira
qué pájaro, qué rosa, qué sol, qué tarde clara»,
y vierte así en la luz de los nombres su amor.
Pero no. Tú me faltas. Y te nombro por eso.
Te persigo en el bosque detrás de cada tronco.
Te busco por el fondo de las aguas sin luz.
¡Oh cosas, apartaos, dadme ya su presencia
que tenéis escondida en vuestro oscuro seno!
Marcado por tu hierro vago por las llanuras
abandonado, inútil, como una oveja sola...
Hombre de Dios me llamo. Pero sin Dios estoy.
A D. José María Valverde, mi profesor de Filosofía, que amaba la poesía y me contagió. Desde entonces sufro del mal de la lírica sin remedio, sin cura.¡¡¡ Ojo con el amor!!!!
Gracias mi querido maestro.
miércoles, 10 de noviembre de 2010
Gitanjali 24, de Rabindranath Tagore
si ya no cantan los pájaros,
si el viento rendido ha flojeado,
cúbreme bien con el manto de la sombra,
como has cerrado tiernamente las hojas del loto
desfallecido en el crepúsculo.
¡Quítale la vergüenza y la pobreza al caminante
que ha vaciado su alforja antes de acabar el viaje,
que tiene roto y empolvado su vestido,
cuya fuerza está exhausta;
bajo el manto de la noche misericordiosa!
viernes, 8 de octubre de 2010
El nombre más hermoso...
En el mundo indígena, uno de los principios que constituyen el universo es el dolor. Sin embargo, los ojos de ese pueblo penetran en esta realidad sin miedo y la transforman en algo sublime.
Un guerrero miró a su hija recién nacida.
Tan hermosa le parecía que no encontraba un nombre apropiado para ella. Todos le sabían a poco.
Al fin decidió buscar lo más valioso del mundo y tomarlo como nombre para su primogénita.
Salió muy temprano, cuando aún era oscuro y pensó:
- Podría llamarla Silencio, pues es hermosísimo.
Pero comenzó el amanecer y el guerrero detuvo sus pasos y dijo:
- No, la llamaré: Aurora.
Decidió caminar unas millas más y el día avanzaba mientras a lo largo de su camino el guerrero pensaba en llamar a su hija Luz, Nieve, Flor, Cielo…
Y así recorrió grandes distancias y consultó a muchos hombres instruidos, hasta que finalmente encontró al más sabio de los hombres, que le dijo:
- Tras esta montaña encontrarás a un pastor muy sencillo. Acércate a su casa, espera allí y verás lo más valioso del mundo.
Apostado junto a unas rocas el guerrero esperó el momento fijando su mirada en la entrada de la casa.
Al cabo de unos momentos se abrió la puerta y apareció una niña. El guerrero sintió un escalofrío.
La pequeña estaba cubierta de lepra.
En unos instantes, tras la curva del camino, se escuchó la voz del pastor llamando a su hija.
El guerrero vio cómo padre e hija se abrazaban y cubrían de besos. Y así, volviendo a su casa con lágrimas en los ojos, se dijo:
- La llamaré Heoma-nae-sàn (Amor en el dolor).
martes, 28 de septiembre de 2010
Cosecha de dulzura, de Rabindranath Tagore
"Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser su santo nombre"
viernes, 3 de septiembre de 2010
Miedo a vivir, poema de Carmen Sampedro
Es invierno y llueve.
La espiga duerme el secreto del pan
que un día el hombre repartirá.
Pan para todos, sueña la espiga,
pan de igualdad y de justicia.
Es invierno, llueve muerte y hambre.
Es lo que el hombre reparte
más muerte y más hambre.
El miedo a vivir no cuenta
como cuenta un muerto
pero mata lento, lento.
Es invierno y entre la niebla
se pasean los espectros.
Todo lo llena la muerte
sin que la espiga lo sepa.
Ella sueña con el pan
que a los hombres dará fuerza.
Entre niebla el pensamiento
sepultado queda
y el hombre con sus cenizas
alumbra la tierra.
¿Cuándo pasará este invierno
y llegará la primavera?